SUPERA TU TRISTEZA

A veces te has sentido mal sin saber qué te pasa.

En ocasiones te vuelve a suceder, estás apática sin razón aparente.

Quieres sentirte bien pero no sabes cómo.

Y LO PEOR DE TODO ES CUANDO POR ESTE MOTIVO TE COMPORTAS MAL CON TUS COMPAÑEROS, AMIGOS FAMILIARES E HIJOS. NO QUIERES QUE SUCEDA, PERO TE SIENTES IRASCIBLE, HARTA.

¿Te gustaría ser feliz y no sabes cómo hacerlo?

¿Te gustaría aprender a identificar lo que sientes?

¿Quieres saber cómo acabar con la desgana, la apatía y la tristeza?

 

La inteligencia emocional nace en los años 90 del siglo pasado. Aunque parezca increíble, antes casi nadie hablaba de emociones. Yo nací en el año 1977. Por aquel entonces, no te enseñaban a identificar y gestionar tus emociones.

EN LA ACTUALIDAD SABEMOS QUE LAS EMOCIONES TIENEN UNA FUNCIÓN ESPECÍFICA. SIRVEN PARA ALGO CONCRETO. TIENEN UN VALOR ADAPTATIVO.

Acorde a su etimología, emoción significa “hacer mover”. Por eso una emoción es una alteración de tu estado natural que te inclina a actuar. Esa es la utilidad de una emoción, la llamada a la acción.

Para entender mejor nuestros movimientos internos es imprescindible distinguir entre emociones primarias y emociones secundarias. O si prefieres entre emociones biológicas y emociones sociales. O mejor aún, entre lo visceral y lo aceptado por todas las personas.

Quiero decir que el ser humano es una criatura biológica y también tiene necesidades sociales. Esto es importante de recordar porque muchos de nuestros conflictos personales ejemplifican nuestra propia lucha entre nuestros deseos más instintivos y nuestros valores comunes como especie.

QUIERO MOSTRATE EL CAMINO QUE LA MAYORÍA DE LOS SERES HUMANOS SOLEMOS SEGUIR CUANDO APARECEN NUESTRAS EMOCIONES.

Para ello voy a poner varios ejemplos para explicarme mejor. Imagina una persona que en una comida familiar escucha un comentario que le ofende pero decide no expresar que se ha sentido agraviada porque valora que hacerlo puede desencadenar una situación desagradable que altere el bienestar de los presentes. Otro ejemplo son los casos de personas que viven maltratos de su pareja y prefieren callar, dicen, por el bien de sus hijos. O puede ocurrir que tus padres o suegros se inmiscuyan en el modo de educar a tus hijos y prefieras no intervenir por si su respuesta implica una discusión.

¿POR QUÉ OCURREN ESTAS COSAS?

Cuando sucede algo que no nos gusta se disparan nuestras emociones. ¿Para qué? Ya lo he comentado. Para que actúes. En los tres ejemplos anteriores para responder al comentario ofensivo, finalizar con el maltrato de pareja y acabar con el entrometimiento de tus padres o suegros acerca de la educación de tus hijos.

En realidad, nuestras emociones aparecen miles de veces todos los días. Actuar en consecuencia es lo único que debemos hacer. Muchas veces caemos en la inacción por miedo al rechazo social y solo expresamos aquello que creemos será bien acogido por los demás. Esto es el único origen del sufrimiento humano: no reconocer y expresar esas emociones más viscerales que son las primeras que surgen.

¿Qué solemos hacer? Ignoramos lo que nos indican nuestros instintos más primarios y manifestamos lo que nos asegure la aprobación del entorno personal.

¿Qué consecuencias puede tener esto? Si no asumes lo que sientes estás condenada al sufrimiento. Lo que ocurre es que las personas hemos desarrollado el hábito de evitar sentir nuestras emociones primarias, aquellas que en un proceso de evolución milenario nos están indicando el camino a seguir. Y las evitamos sin darnos cuenta porque no queremos sentir dolor. Esto genera en nosotros un resentimiento oculto que en muchos casos nos acompaña durante toda la vida.

El camino de salida al sufrimiento solo es uno: reconocer nuestras emociones primarias. Para ello es fundamental que aprendas a conocerlas. La clasificación de estas emociones más aceptada por la ciencia es de únicamente cinco: alegría, asco, miedo, ira y tristeza. Y cada una cumple una función determinada.

La alegría nos hace movernos hacia lo que nos sienta bien, nos reconforta y nos aporta salud. El asco a rechazar lo que puede “envenenarnos”. El miedo es una invitación a la huida. La ira nos prepara para el ataque. La tristeza nos inclina a recluirnos mientras asumimos situaciones muy dolorosas.

Hoy te quiero hablar de esta última emoción de la tristeza. Cuando realizamos cambios importantes ya sea voluntaria o involuntariamente y dejamos atrás cosas que nos importan, aparece la tristeza. Surge con el fallecimiento de personas queridas, con los cambios de trabajo, los traslados de casa o cuando un hijo se marcha fuera a estudiar, por ejemplo.

Quiero que consideres que la tristeza es una emoción duradera pero no eterna. Aun así, no entres en el juego de no expresarla. Puede que no te guste que te vean triste. Tal vez escuchaste muchos mensajes desde la niñez que te decían que no debes llorar. No importa.

Ten muy presente que la tristeza no ha venido para quedarse sino para invitarte a un proceso íntimo de recogimiento, un proceso temporal y necesario por medio del cual aprenderás a afrontar eventos negativos, adquirir una nueva perspectiva y reflexionar.

Cuando te sientas sola, melancólica, abatida, desanimada o sin consuelo recuerda que tu única función es escuchar(te) para reconocer, asumir y aceptar la nueva situación.

LA TRISTEZA CUMPLE UNA FUNCIÓN ADAPTATIVA AL CAMBIO. ESTÁ OPERANDO A TU FAVOR. PUEDE QUE VIVIRLA SEA DOLOROSO. PERO SI LA EVITAS PUEDE VOLVERSE CRÓNICA Y DOLER MÁS.

Quiero hacerte una invitación a comprender la tristeza y convertirla en tu aliada, a que la asumas como una parte más de tu existencia humana. Y cuando seas capaz de hacerlo, te prometo que esta emoción se irá disolviendo y tu sufrimiento comenzará a desvanecerse. Solo es cuestión de práctica.

Te pondré un ejemplo personal. Siempre fui una persona triste, con tendencia a la melancolía. Crecí aprendiendo a no expresar mi tristeza. Los adultos de mi entorno estaban convencidos de que “los chicos no lloran”. Hice muchas cosas para comprender esa tendencia. Pero una de las más importantes fue atreverme a reconocerme triste ante mi mismo y ante los demás. Afortunadamente llegó el día en el que decidí darme cuenta de que la tristeza estaba ahí, de que habitaba. Mientras evitaba sentirme triste mi desconsuelo iba creciendo, hasta que un día se desbordó. Y se desbordó tanto que lo único que pude hacer fue reconocer que estaba triste y que siempre lo había estado y permitirme expresar esa tristeza con naturalidad, primero conmigo mismo y más tarde con los demás. De este modo convertí ese pesar en mi aliado, comprendí que ese desánimo ocultaba un gran mensaje, el aprendizaje de aceptar cada una de mis partes, incluidas mis emociones. No aparece por casualidad. Fue entonces cuando acepté que estar triste no solo es natural, sino que es una gran habilidad de evolución personal. Y paradójicamente logré lo que había intentado toda mi vida, dejar de sentirme triste.

Por esta razón tengo muy claro que si te descubres ignorando tu tristeza porque crees que es mejor no estar triste, recuerda que para dejar de sufrir el único camino es hacia dentro, hacia el reconocimiento de la existencia de tu tristeza y la comprensión de su función. Mirarla de frente desvelará de forma progresiva tu verdadera esencia de gozo y dará paso al despertar de tu felicidad natural. ¿Te atreves?

¿Te has sentido triste alguna vez? ¿Has querido acabar con esa tristeza pero no sabías cómo hacerlo? Deja tu opinión en la sección de comentarios que hay más abajo. Si crees que este artículo puede ayudar a alguien, compártelo. Gracias.

Aurelio López Gómez

Escritor, conferenciante formador y consultor en Transgeneracional y Crecimiento personal.

Actualmente tengo publicados 4 libros (Transgeneracional aplicado y Reflexiones de un coach de mierda, ¿Por qué son felices las personas felices? y Trucos de los escritores de bestsellers) y cinco ebooks, e imparto conferencias, formación y consultas tanto presencial como online sobre Transgeneracional y Crecimiento Personal.

2 comentarios en “SUPERA TU TRISTEZA”

    1. Aurelio López Gómez

      Hola Carmen. Como comento en el artículo, TU TRISTEZA es una llamada a la acción. En tu caso particular a qué actúes para resolver la situación. Gracias por tu comentario. Un abrazo!!!

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